LOS FORMATOS MUSICALES: VENCIENDO EL MITO DEL INTERNET Y SOBREVIVIENDO EL PASO DEL TIEMPO

Otro de los gremios duramente golpeados por esta situación,
ha sido los músicos y todos aquellos que derivan de esta forma de arte. Básicamente
porque se ha tenido que replantear las formas de adquirir dinero para
sobrevivir en este oficio, el cual cada día se ha vuelto más complicado existir
y vivir de él. Lo anterior no aplica para artistas de gran “target” como
Shakira, Lady Gaga y demás que pertenecen a la categoría de artistas populares,
de gran reconocimiento alrededor del mundo. Lo anterior gracias a su supuesto
“talento”, que en muchos casos, han sido grandes obras de ingeniería
digitalizada, pero con poca sustancia. Dicha manera como se ha encaminado la
industria en los últimos años, ha sido duramente criticada por artistas como
Charly García, quien ha hecho grandes obras para la posteridad, que aún siguen
siendo recordadas por las jóvenes generaciones. Esto es la prueba más
fehaciente que existe sobre la esterilidad que vive este arte actualmente.
Después de este panorama poco alentador que se vislumbra con
los factores en contra que se tienen para comprar un disco compacto, un LP, o
un cassette, vemos que la industria se reinventa de formas, que las estrategias
de mercadeo más osadas, no han podido borrar de la faz de la tierra, y es que
poco a poco, estamos volviendo a la época de disfrutar las emociones que da
para los melómanos consumados las 24 horas del día, adquirir una producción
física de nuestros cantantes favoritos. En este artículo no voy a hablar de
estadísticas de ventas, sino de emociones personales que muchos tendrán en
común, con ese anhelo de” comprar música”, que solo se podría comparar con ver
a nuestros artistas en vivo.
Para ser corto el relato, hasta los años 2000 aún seguía
siendo un negocio adquirir compactos de música, fuera la categoría que fuera,
porque aparte del sonido que se puede reproducir aun en los actuales equipos de
sonido, venía con aditamentos bastante atractivos, como el diseño de las caratulas,
las fotografías y las letras de las canciones impresas, sentías que era tu
disco, tu manera de ser, tu identidad, y todo ello embragaba de felicidad,
aparte de la sensación de no poder esperar llegar a la casa para colocarlo,
disfrutar y cantar.
Indudablemente el paso de la tecnología llego a hacer mella
en los sentimientos de los melómanos, conformándonos solo con descargar las
canciones, y tenerlas alojados en nuestro computador, coleccionando de esta
manera muchos títulos, pero no prestándoles demasiada atención, y si le adicionamos
que en muchos casos es gratis, con el tiempo se vuelve menos interesante y se
carece muchas veces de esa identidad que solo la "melomanía" puede producir. Este
flagelo se vivió por más de 10 años, llegando a corroer la entrañas de un arte
que parece cada día más prostituido por el marketing, y llevando a las masas en
mi opinión a ser imbéciles, y serviles de lo material. Lo digo personalmente
por la mayoría de pop comercial, reguetón,
Rock y demás géneros con la etiqueta “comercial”, que en mi experiencia
deja mucho que desear a la inspirada generación hace muchos años atrás que logro
crear himnos resistentes al paso del tiempo.
Sin embargo y para la felicidad de muchos, se ha vuelto al
viejo comercio, al intercambio de material, a la compra en físico de títulos
antiguos y nuevos, renovando de esta manera la pasión por este bello e influyente
arte. Tal vez ya no se encuentren las reconocidas tiendas monopolizadas como”
Virgin”, que en un principio quisieron hacerse de las suyas apropiándose del mercado,
estableciendo bajo sus propios parámetros que vender y que no, que material
fonográfico censurar y cual no, para los criterios de la moral hipócrita que
aún subsiste entre nosotros. En esta época, el comercio es más natural, libre
de agentes de censura que la contaminen, cuyos propietarios de tiendas, han
forjado sus nombres, más a una pasión latente, que a las leyes de
posicionamiento de marca, y eso es lo que los mantienen vivos en una selva de
cemento inmisericorde con sus habitantes.
La mayoría de estos centros de acopio de emociones y
sentimientos, se encuentran ubicados en el centro de la ciudad y se hacen
llamar Mort discos, el Templo de la Música, Rolling Disc… etc. Estas tiendas
viven de los intercambios ventas e importaciones de títulos, ya que muchos de
ellos tienen títulos que solo son conocidos por muy pocos ya que en nuestro
país no son fáciles de conseguir. Hay que hacer el sacrificio de pagar un
dinero de mas, para hacerse con uno de estos títulos, pero para un melómano de
corazón, esto siempre lo valdrá.
La otra modalidad es la del mercado” face to face”, la
compra personal a pequeñas tiendas donde aparte de música se vende artículos
relacionados a la misma, como camisetas, manillas, gorras y demás. Lo anterior
para dar una identidad fortalecida, especialmente en este caso a los
aficionados al metal. Para una mayor ampliación, dejo un enlace que había
escrito meses atrás acerca del marketing del metal.

Hablando algo de los precios, para nadie es un secreto que
producir material tiene costos un poco más elevados que antes, por lo cual, la
labor de hacer llegar los sonido por formato físico, se enmarque solo en el
mercado de los coleccionistas, por lo cual no es algo tan masivo en estos días.
Para ello disqueras como Tango Discos y RPM Records, tienen clara esa tendencia;
razón por la cual, tienen sus locales en sitios estratégicos, que se encuentran
en la mayoría en el Norte de Bogotá, que es la población que acostumbra en su mayoría
a invertir en este material, al igual que en libros y revistas.
Para dar una gran conclusión a este tema, es cierto que el
boom de los acetatos, los cassettes y los compactos no ha sido tan grande, pero
no ha sido lo suficientemente pequeño para morir. Hay muchos entusiastas que
insisten en no dejar morir la felicidad que da al comprar un disco. Nada ni
nadie lo podrá comparar. Muchas veces escuchar una canción, es mejor que un
orgasmo sexual, porque los ritmos se vuelven un orgasmo que duran una eternidad
en la cabeza y retumban cada vez con más fuerza diez o veinte años después que
se toca esa vieja canción en un equipo de sonido, un tornamesa o una grabadora.
Las nuevas generaciones harán que ese sentimiento se renueve y perdure con el
paso del tiempo, que gozaran pinchando el disco a todo volumen en su casa.
Es evidente que la tecnología ha obligado de alguna forma a que estos medios tengan si o si que migrar a los nuevos estándares para satisfacer el público actual e incluso para no condenarse a una muerte segura: la fotografía como se concibe ahora sufrió esa misma transformación a lo digital y empresas como Kodak se condenaron al fracaso por no pensar en "evolucionar". La industria de la música ha visto esa misma transformación, y si, hay que pensar que todo aquello pasado tuvo y tiene su magia, pero en este boom de poder llegar a todo el público, lo digital también tiene su razón de ser: la ventaja es que la música como dices, todavía tiene sus adeptos al placer de lo analógico y si, yo también creo que es especial. Rico leerte!
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